jueves, 13 de mayo de 2010

Miercoles

Paula camina desinteresada, realizada. Creo alcanzar a ver a su madre caminando junto a ella.
Balbucea algo, alguna canción en rubato o algo fuera de ritmo.
Superí no entiende de limites. Desde Colegiales, por Belgrano y Coghlan, para darse finalmente la trucha contra el borde de la vereda del parque Saavedra... "Don Cornelio" Saavedra, en el intento personal de reorganizar el ejército del Norte, o simplemente en una charla con Paula por telefono.
Me despierto inquieto. Miro el reloj: Jueves 4 am. Prendo la luz del velador. Pienso en la histrionicidad de Paula, en su voz en el telefono. En mi mirada fija en la ventana, en Conde al fondo... tantas veces Conde al fondo, tantas veces ella histriónica.
Sus palabras viajan hasta algun satelite en la orbita de la tierra y vuelven hasta mis oidos. Viaja el sonido de su voz, en el tiempo, en todos esos meses sin hablar, sin tener noticias...
Algo de lo que me dice o me explica me suena naif. Demasiado naif cuando intenta no hablar de nuestro pasado, demasiado snob tambien cuando me cuenta su único y preciado presente, en el que ya no soy, paradojicamente, mas que su pasdo...
Ya ni presto atención. Ni a lo que dice, ni a la manera de decirlo. Solo me concentro en Conde al fondo y en el tono de su voz. Solo me dejo llevar por ese sonido, sabiendo que para ella, lo que importa no es el pasado, ni el ahora ni el mañana, lo único que le importa es mi voz, rebotando contra algún satelite y llegando hasta ella.