lunes, 16 de noviembre de 2009

pequeña redundancia

- mas bien siempre parezco sentado en la misma esquina, creo caminar por horas hasta el agotamiento y en el momento en que mi pies ya no soportan mi cuerpo siempre me encuentro sentado en el cordón de la misma ochava.
Al pronunciar estas palabras creí estar hablando como una ballena, y pensé que un mono rápidamente podría detectarme, pero no hice caso, seguí hablando mientras un desconocido me escuchaba atentamente.
- ese es el reposo, arribar, respiro, me veo las manos, corre agua por el cordón hacia la bocacalle, a veces llueve, miro el cielo, abro la boca, siempre la misma esquina!!
como un tatuaje, siempre, irremediablemente todas las veces...
Hice silencio, el desconocido me miraba hondo a las ojos, los segundos se hacían días, húmedos y cálidos , como los que preceden a las tormentas del anochecer, sus ojos comenzaron a llover intensamente, llovieron hasta el amanecer y mas tarde se convirtieron en cielo.